Feliz Depresión
Pocas ocasiones me gusta escribir sobre el sentimiento generado en mi persona, por una buena canción, porque pocas ocasiones se produce.
Ese casi milagro, se produjo recientemente y no sólo con una canción, sino con un disco. "The Eraser" de Thom Yorke, para quienes no lo conzcan es el vocalista de Radiohead y si también desconocen al grupo es porque de plano lo suyo es Rayito Colombiano.
La semana pasada, visité una tienda de discos para hacer mis compras mensuales y descubrí el nuevo disco de ese gran músico. Por un momento dude en adquirirlo y consulté a otro melómano experto "Jose Luis Borgues".
Obviamente, su respuesta fue: "No mames", como signo obligado de comprarlo.
Ratifiqué mi compra y lo escuché en la inmensidad de mi oficina.
Poco a poco, me fui separando de mi labor hasta de plano dedicarle mis cinco sentidos para escuchar "The Eraser", que por cierto logró su objetivo y borró de mi todo lo mal en mi pensar.
Con sólo nueve canciones y poco menos de 41 minutos, Thom Yorke logró transportame a la feliz depresión. Un extraño sentimiento que logra conjugar ambos estados de ánimo.
No es que mi cuerpo se relajara y volara a otra dimensión. Al contrario, me arrojó hacia el piso, me escupió, me trató como sólo un policía de la Ciudad de México sabe hacerlo, tenso mi cuerpo ( y también la carne dormida, como diría Aute), me perdí en un órbita de soledad y desamparo.
De pronto, desperté feliz de estar solo. En el desamparo, de saber que una vez más dormiría en la inmensidad de mi cama, disfrutaría lo frialdad de un extremo del colchón vacío (principalmente en las noches del calor), me sentí orgulloso de ser quien soy, de no tener nada y tenerlo todo. Anhelé ver a mis amigos muertos y envidiarles su nueva forma de vida, pero tampoco quise dejar de vivir.
No es nada nuevo lo que hace Thom Yorke como solista. Incluso, parece una extensión del Kid A, pero los sampleos, las notas bajas y las letras, conformaron la banda sonora de mi estado de "feliz depresión".
Atrás quedaron High and Dry; National Anthem; Karma Police; y se acercó más a No Surprises, y sus loops minimalistas, acompasados por una voz de placebo para calmar la supuesta migraña de Yorke.
En fin, creo que hacía tiempo un disco no me agradaba tanto.
Ese casi milagro, se produjo recientemente y no sólo con una canción, sino con un disco. "The Eraser" de Thom Yorke, para quienes no lo conzcan es el vocalista de Radiohead y si también desconocen al grupo es porque de plano lo suyo es Rayito Colombiano.
La semana pasada, visité una tienda de discos para hacer mis compras mensuales y descubrí el nuevo disco de ese gran músico. Por un momento dude en adquirirlo y consulté a otro melómano experto "Jose Luis Borgues".
Obviamente, su respuesta fue: "No mames", como signo obligado de comprarlo.
Ratifiqué mi compra y lo escuché en la inmensidad de mi oficina.
Poco a poco, me fui separando de mi labor hasta de plano dedicarle mis cinco sentidos para escuchar "The Eraser", que por cierto logró su objetivo y borró de mi todo lo mal en mi pensar.
Con sólo nueve canciones y poco menos de 41 minutos, Thom Yorke logró transportame a la feliz depresión. Un extraño sentimiento que logra conjugar ambos estados de ánimo.
No es que mi cuerpo se relajara y volara a otra dimensión. Al contrario, me arrojó hacia el piso, me escupió, me trató como sólo un policía de la Ciudad de México sabe hacerlo, tenso mi cuerpo ( y también la carne dormida, como diría Aute), me perdí en un órbita de soledad y desamparo.
De pronto, desperté feliz de estar solo. En el desamparo, de saber que una vez más dormiría en la inmensidad de mi cama, disfrutaría lo frialdad de un extremo del colchón vacío (principalmente en las noches del calor), me sentí orgulloso de ser quien soy, de no tener nada y tenerlo todo. Anhelé ver a mis amigos muertos y envidiarles su nueva forma de vida, pero tampoco quise dejar de vivir.
No es nada nuevo lo que hace Thom Yorke como solista. Incluso, parece una extensión del Kid A, pero los sampleos, las notas bajas y las letras, conformaron la banda sonora de mi estado de "feliz depresión".
Atrás quedaron High and Dry; National Anthem; Karma Police; y se acercó más a No Surprises, y sus loops minimalistas, acompasados por una voz de placebo para calmar la supuesta migraña de Yorke.
En fin, creo que hacía tiempo un disco no me agradaba tanto.