Monday, August 21, 2006

Antes muerto que panista...

Actualmente, es imposible imaginar ya la Ciudad de México sin su tradicional bloqueo de Paseo de la Reforma. Su recorrido dominical se ha convertido en una visita tan tradicional como el del Centro de Coyoacán.

Por cuestiones laborales, el domingo hice un recorrido por tan importante via de comunicación (negada a tránsito por capricho de unos cuantos). Para mi sorpresa, esta vez no hubo música, ni actores, ni escándalo (protagonizado cada semana por la Jesusa Rodríguez, una machucada que convirtió su condición sexual, en su forma de vida), tampoco hubieron bandas de rock, ni pseudo performanceros. Nada. Todo fue un silencio sepulcral.

Las flores de cempazúchitl adornaron el bellísimo Paseo de la Reforma. Agradezco el haber podido presenciar el sepelio de una de los grandes movimientos nacionales, en la vida actual de México.

Millones de mexicanos apoyamos a un hombre a quien creímos capaz de saber conducir al país, con carácter para tomar decisiones, de negociar y, sobre todo, de tener los conocimientos suficientes para resolver el grave problema de la pobreza en México.

Una vez más, nos fallaron.

Quienes actualmente forman el movimiento de resistencia civil (el cual, debo aceprtarlo, realiza los manifestaciones adecuadas de una resistencia civil perfectamente entendida) en su mayoría son miembros del Frente Popular Francisco Villa (que no me representa); son taxistas amparados (pero en su salvajismo de manada, y que tampoco me representa); invasores de predios (menos atentaría contra la propiedad privada); o grupos de "orgullo gay" (acaso alguien en México se puede sentir orgulloso de ser pobre, ignorante, moreno y gay para acabarla de chingar).

Dentro de esos grupos (aunque existen varios más) en ninguno tengo cabida y quizá no solamente yo, sino varios de los millones que votamos por la Coalición por el Bien de Todos.

A pesar de todo lo anterior, de repetirse la elección presidencial, volvería a votar por el mismo partido por dos sencillas razones: 1. El PRI es un partido en agonía y no aceptaría un gobernante a punto de morir, y, 2. Antes muerto que panista...

Ni hablar, el peor sigue siendo el menos malo.

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