Periodismo a la mexica. Televisa vs Todos
Durante décadas el periodismo ha sido
sinónimo de corrupción, abusos y alianza con los gobiernos, empresarios y delincuentes.
Nadie se salva de ese vínculo. Lamentablemente esta es una verdad irrefutable.
Antes, debías ser amigo de los priistas porque en cualquier momento uno de ellos podía ocupar un cargo ya fuera público o de elección popular y, entonces, seguro mejoraría tus exclusivas, pero también tus ingresos. De igual manera se resguardaba la impunidad de los adláteres de la clase política.
La partidocracia en México cambió este “ejercicio perodístico”, lo condujo a una arena muy diferente pero igual de cuestionable. Sentó a los reporteros cómodamente detrás de un escritorio, de una computadora, de un teléfono celular y los obligó a recopilar e informar a través de boletines.
Las filtraciones, ahora como antaño, sólo las proporcionan los funcionarios a los reporteros cercanos a ellos, de los grandes medios de comunicación. Estas “grandes noticias” sólo se quedan, como siempre, en el mero escándalo mediático ese que sirve para deshacer al adversario del grupo en el poder o de los empresarios,
El poderío económico no sólo lo ejerce Emilio Azcárraga Jean, aunque sí es el que cuenta con más recursos y penetración entre la población. También hay otros medios como Radio Fórmula, Excélsior, Milenio, El Universal, La Jornada y el Reforma, nadie se salva de un vínculo con un grupo determinado. El principal cuestionamiento es que ninguno es capaz de admitirlo públicamente, intentan ocultarlo.
Recientemente, Azcárraga Jean se ha dedicado a destruir a todo aquel que aspira públicamente a una de las dos cadenas que serán concedidas por el gobierno en turno, gracias a la reforma en telecomunicaciones que impulsó Televisa en el Congreso. Años atrás, con la venta de Imevisión, que incluyó los canales 7 y 13, el ‘Tigrillo’ atacó a Ricardo Salinas Pliego hasta prácticamente desbancarlo en los niveles de audiencia, los más bajos que le impiden una buena comercialización.
En los meses recientes, la relación Azcárraga-Salinas ha sido tan buena que el primero vendió el 50 por ciento de sus acciones en Iusacell al segundo. Aunque Televisa ha sostenido la exclusividad y prohibición a sus “estrellas” de participar en programas de la televisora del Ajusco.
Los ataques del concesionario de la televisora de Chapultepec y sus actuales alianzas tienen su origen y motivo.
Carlos Slim, a la muerte de Emilio Azcárraga Milmo en 1997, apoyó a su heredero quien enfrentaba una crisis económica muy severa que lo obligó a eliminar exclusividades y acabar con la imagen de personajes muy cuestionables como Jacobo Zabludovsky y Raúl Velasco. La mejor manera de conseguir inyectar efectivo fue el Teletón que surgió dos años después, en 1999.
En el 2002, durante el sexenio foxista, Slim anunció a Azcárraga su retiro de la televisora porque su intención era contender por la licitación de televisión abierta que, desde aquellos días, se mencionaba. 'El Tigrillo' se sintió ofendido y, en venganza, vendió las acciones que dejaba el dueño de Telmex a su enemigo público número uno: Roberto Hernández, el empresario que siempre quiso adueñarse de la telefónica pero que Carlos Salinas dio al libanés.
Actualmente, Carlos Slim transmite sus noticieros a través de internet en UNO Tv. Ya no anuncia Telcel ni Sanborns ni ningún negocio en Televisa, pero Telmex sigue siendo "la empresa telefónica del Teletón".
La intervención del Estado ha sido constante. La disputa entre ambos empresarios ha escalado a los máximos órganos de telecomunicaciones que llegó a calificar como preponderantes en su sector tanto a Telmex, como a Televisa, por lo que les fueron establecidas reglas para su operación como la imposibilidad de adquirir en exclusiva la transmisión de eventos deportivos de la Selección Nacional de Fútbol, entre otros. En tanto Telmex deberá reducir sus tarifas y les fue eliminado el cobro por larga distancia.
Ambos consorcios deberán compartir su infraestructura a las empresas nuevas que pretendan ingresar al sector.
Durante el sexenio calderonista, Azcárraga también se enfrentó a la familia Garza Sada, quien buscó negociar con General Electric, de Estados Unidos, para hacerse de una tercera cadena en televisión. De inmediato los noticieros de Televisa y TV Azteca se unieron y presentaron una serie de supuestos reportajes que sólo buscaban desacreditar los negocios de los regios, quienes tienen el control total de la distribución de medicamentos en México.
Ante la oleada de ataques y la posibilidad de perder sus negocios, los norteños se retiraron de la competencia.
El siguiente blanco de las televisoras se llama Germán Larrea, el ecocida que explota minas y contamina ríos como el Bacanuchi y el Sonora pero que sólo un conflicto de interés sirvió de excusa para que Televisa decidiera despedirlo de su consejo y exhibirlo ante la opinión pública.
Durante décadas la empresa de Chapultepec encubrió a Larrea. Era intocable. Su intención de competir por la tercera o cuarta cadena de televisión que, según el actual gobierno se licitará próximamente, despertó al 'Tigrillo' quien lo exhibió públicamente en un extraño comunicado donde se reveló: “El Sr. Larrea pidió salir del Consejo de Administración de Televisa debido a los conflictos de interés que pudieran resultar de su participación en la licitación.”
Posteriormente, los empleados de Televisa propalaron en sus columnas y espacios noticiosos que Larrea llegó a la oficina de Azcárraga con una carta explicando los motivos que le permitían aspirar a contender por una licitación televisiva pero Azcárraga le respondió que la única carta que aceptaría sería la de su renuncia al consejo. Tal como ocurrió.
Ahora, Televisa ataca constantemente en sus noticieros al empresario minero por el ecocidio perpetrado en contra de los ríos Bacanuchi y Sonora.
El nuevo blanco de Azcárra se llama Claudio X. González, quien “renunció al Consejo de Administración de Televisa para evitar un conflicto de intereses”, según informó el viernes 3 de octubre la televisora a la Bolsa Mexicana de Valores.
Antes, debías ser amigo de los priistas porque en cualquier momento uno de ellos podía ocupar un cargo ya fuera público o de elección popular y, entonces, seguro mejoraría tus exclusivas, pero también tus ingresos. De igual manera se resguardaba la impunidad de los adláteres de la clase política.
La partidocracia en México cambió este “ejercicio perodístico”, lo condujo a una arena muy diferente pero igual de cuestionable. Sentó a los reporteros cómodamente detrás de un escritorio, de una computadora, de un teléfono celular y los obligó a recopilar e informar a través de boletines.
Las filtraciones, ahora como antaño, sólo las proporcionan los funcionarios a los reporteros cercanos a ellos, de los grandes medios de comunicación. Estas “grandes noticias” sólo se quedan, como siempre, en el mero escándalo mediático ese que sirve para deshacer al adversario del grupo en el poder o de los empresarios,
El poderío económico no sólo lo ejerce Emilio Azcárraga Jean, aunque sí es el que cuenta con más recursos y penetración entre la población. También hay otros medios como Radio Fórmula, Excélsior, Milenio, El Universal, La Jornada y el Reforma, nadie se salva de un vínculo con un grupo determinado. El principal cuestionamiento es que ninguno es capaz de admitirlo públicamente, intentan ocultarlo.
Recientemente, Azcárraga Jean se ha dedicado a destruir a todo aquel que aspira públicamente a una de las dos cadenas que serán concedidas por el gobierno en turno, gracias a la reforma en telecomunicaciones que impulsó Televisa en el Congreso. Años atrás, con la venta de Imevisión, que incluyó los canales 7 y 13, el ‘Tigrillo’ atacó a Ricardo Salinas Pliego hasta prácticamente desbancarlo en los niveles de audiencia, los más bajos que le impiden una buena comercialización.
En los meses recientes, la relación Azcárraga-Salinas ha sido tan buena que el primero vendió el 50 por ciento de sus acciones en Iusacell al segundo. Aunque Televisa ha sostenido la exclusividad y prohibición a sus “estrellas” de participar en programas de la televisora del Ajusco.
Los ataques del concesionario de la televisora de Chapultepec y sus actuales alianzas tienen su origen y motivo.
Carlos Slim, a la muerte de Emilio Azcárraga Milmo en 1997, apoyó a su heredero quien enfrentaba una crisis económica muy severa que lo obligó a eliminar exclusividades y acabar con la imagen de personajes muy cuestionables como Jacobo Zabludovsky y Raúl Velasco. La mejor manera de conseguir inyectar efectivo fue el Teletón que surgió dos años después, en 1999.
En el 2002, durante el sexenio foxista, Slim anunció a Azcárraga su retiro de la televisora porque su intención era contender por la licitación de televisión abierta que, desde aquellos días, se mencionaba. 'El Tigrillo' se sintió ofendido y, en venganza, vendió las acciones que dejaba el dueño de Telmex a su enemigo público número uno: Roberto Hernández, el empresario que siempre quiso adueñarse de la telefónica pero que Carlos Salinas dio al libanés.
Actualmente, Carlos Slim transmite sus noticieros a través de internet en UNO Tv. Ya no anuncia Telcel ni Sanborns ni ningún negocio en Televisa, pero Telmex sigue siendo "la empresa telefónica del Teletón".
La intervención del Estado ha sido constante. La disputa entre ambos empresarios ha escalado a los máximos órganos de telecomunicaciones que llegó a calificar como preponderantes en su sector tanto a Telmex, como a Televisa, por lo que les fueron establecidas reglas para su operación como la imposibilidad de adquirir en exclusiva la transmisión de eventos deportivos de la Selección Nacional de Fútbol, entre otros. En tanto Telmex deberá reducir sus tarifas y les fue eliminado el cobro por larga distancia.
Ambos consorcios deberán compartir su infraestructura a las empresas nuevas que pretendan ingresar al sector.
Durante el sexenio calderonista, Azcárraga también se enfrentó a la familia Garza Sada, quien buscó negociar con General Electric, de Estados Unidos, para hacerse de una tercera cadena en televisión. De inmediato los noticieros de Televisa y TV Azteca se unieron y presentaron una serie de supuestos reportajes que sólo buscaban desacreditar los negocios de los regios, quienes tienen el control total de la distribución de medicamentos en México.
Ante la oleada de ataques y la posibilidad de perder sus negocios, los norteños se retiraron de la competencia.
El siguiente blanco de las televisoras se llama Germán Larrea, el ecocida que explota minas y contamina ríos como el Bacanuchi y el Sonora pero que sólo un conflicto de interés sirvió de excusa para que Televisa decidiera despedirlo de su consejo y exhibirlo ante la opinión pública.
Durante décadas la empresa de Chapultepec encubrió a Larrea. Era intocable. Su intención de competir por la tercera o cuarta cadena de televisión que, según el actual gobierno se licitará próximamente, despertó al 'Tigrillo' quien lo exhibió públicamente en un extraño comunicado donde se reveló: “El Sr. Larrea pidió salir del Consejo de Administración de Televisa debido a los conflictos de interés que pudieran resultar de su participación en la licitación.”
Posteriormente, los empleados de Televisa propalaron en sus columnas y espacios noticiosos que Larrea llegó a la oficina de Azcárraga con una carta explicando los motivos que le permitían aspirar a contender por una licitación televisiva pero Azcárraga le respondió que la única carta que aceptaría sería la de su renuncia al consejo. Tal como ocurrió.
Ahora, Televisa ataca constantemente en sus noticieros al empresario minero por el ecocidio perpetrado en contra de los ríos Bacanuchi y Sonora.
El nuevo blanco de Azcárra se llama Claudio X. González, quien “renunció al Consejo de Administración de Televisa para evitar un conflicto de intereses”, según informó el viernes 3 de octubre la televisora a la Bolsa Mexicana de Valores.
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