¿Qué buscan Dish-MVS-Telmex-Televisa-TV Azteca?
En 1990, cuando el
gobierno de Carlos Salinas dio la concesión de Telmex a Carlos Salinas, las
condiciones de las telecomunicaciones eran muy distintas a las que ocurren 24
años después. En aquellos días era inexistente el llamado ‘triple play’
(teléfono, internet y televisión), por lo que su licencia no los contemplaba.
Resulta lógico que, en una
economía de mercado, incluso las concesiones se adecúen a los tiempos, necesidades
y avances tecnológicos. La duda que surge es ¿porqué los gobiernos de Vicente
Fox, Felipe Calderón ni de Enrique Peña han cambiado el documento a Telmex para
que ofrezca este servicio? La respuesta es simple. Televisa se niega a que así
sea, no quiere competencia.
Carlos Slim se hizo del
monopolio telefónico nacional de manera muy sospechosa. Lo mismo que Emilio
Azcárraga Jean, y su padre y abuelo, han conservado beneficios hacendarios, han
impuesto presidentes, hecho estrellas de televisión pero, sobre todo, dominan
la mente del colectivo.
Si bien es cierto que el
acuerdo entre MVS-Dish-Telmex no es sólo de facturación, como lo tratan de
hacer ver, Carlos Slim no ha negado su intención de conseguir canales de
televisión abierta, además de ofrecer este servicio privado.
Como comunicador,
reportero y periodista considero indispensable abrir un nuevo espacio
televisivo con lo que se mejoraría la competencia y se acabaría con el
verdadero monopolio de Televisa, porque TV Azteca, de Ricardo Salinas Pliego,
fracasó estrepitosamente y poco a poco se dirige a su quiebra financiera,
porque de credibilidad ambas televisoras no tienen nada, al menos entre un
importante sector.
Lo que resulta preocupante
es que Slim, Azcárraga, Salinas y los Vargas se dediquen a desacreditarse pero
no de manera directa. Para eso utilizan a sus empleados, lo mismo Joaquín López
Dóriga que Javier Alatorre o Carmen Ariztegui. Estos personajes, cada uno a su
estilo, dañan gravemente la imagen de los periodistas y exhiben con cinismo de
lo que son capaces con tal de conservar su empleo y ‘poder’.
Ahora bien, la ley de
telecomunicaciones obliga (sí obliga) a los cableros a ofrecer dentro de sus
paquetes la señal de los canales de televisión abierta, ante lo cual surge la
pregunta: “Si alguien contrata el servicio de paga ¿es porqué desea ver
Televisa y TV Azteca?” Yo creo que no. Un espectador que suscribe un contrato
con Cablevisión, Sky o Dish, o cualquiera otra, es porque desea un panorama más
amplio.
Aunque es un ‘plus’ para
el televidente contar con canales internacionales y los nacionales que, sin
costo podrías ver aunque con una pésima calidad en la señal porque ¿no han
notado que todos los canales de Televisa, TV Azteca y televisión pública se ven
pésimos y se requiere un decodificador para mejorar la señal cuando antes era
suficiente una antena aérea?
Otro asunto que debe
tenerse en cuenta es que la autoridad competente, el Instituto Federal de
Telecomunicaciones, no ha salido a calmar los ánimos entre los voraces
empresarios. Les ha dejado paso libre, mientras la población sólo escucha sin
comprender lo que ocurre y porqué discuten Slim-Azcárraga.
Por lo que considero
necesario que los comisionados del IFT emitan una resolución pronta; que a Slim
se le cambie el título concesión y que Azcárraga pague impuestos. Es lo mínimo
que un ciudadano puedo exigir a quien ejerce el gobierno.
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