Se alquila vocero
La semana pasada, el Sumo Pontífice de la Iglesia Católica, Su Santidad Benedicto XVI, prendió fuego y despertó el coraje de un grupo religioso marginado desde la mañana del 11 de septiembre del 2001, cuando se les culpó de haber derribado las Torres Gemelas de Nueva York.
Los seguidores del Islam, de Mahoma, se encuentran bastante marginados, no sólo en Oriente, sino en el mundo entero. Con asombro, hemos leído crónicas de la forma en cómo se marginan a los musulmanes en Estados Unidos principalmente.
Para entender un poco mejor el asunto, utilizo el siguiente texto, aparedico en el diario El País, de España:
43 líneas para la 'yihad' en un amplio texto sobre fe y razón
LOLA GALÁN - Madrid
EL PAÍS - Internacional - 18-09-2006
La lección magistral impartida por el papa Benedicto XVI en la Universidad de Ratisbona, el martes 12 de septiembre, no tenía por objeto el islam. El pontífice pretendía hablar de "Fe, razón y universidad". Con un objetivo: defender la racionalidad del cristianismo, la religión que surge de la convergencia de fe bíblica y filosofía griega, la religión que "creó Europa". El texto que leyó el Pontífice tiene unas 300 líneas, de las que 43 están dedicadas al islam.
No son palabras del Papa, sino de un debate mantenido entre el emperador bizantino Manuel II Paleólogo y un desconocido erudito persa, en torno al año 1391. Benedicto XVI lo utiliza para poner de relieve la contraposición entre la mentalidad del emperador bizantino, formado en la filosofía griega, y el credo musulmán.
"En el séptimo coloquio editado por el profesor Khoury
[teólogo de la Universidad de Munster], el emperador toca el tema de la yihad (guerra santa)", leyó el Papa. Y lo hace "de un modo sorprendentemente brusco". Se dirige a su interlocutor y le dice: "Muéstrame también lo que Mahoma ha traído de nuevo, y encontrarás solamente cosas malvadas e inhumanas, como su orden de difundir por medio de la espada la fe que predicaba". El emperador explica así minuciosamente las razones por las que la difusión de la fe mediante la violencia es algo irracional. "Dios no goza con la sangre; no actuar según la razón es contrario a la naturaleza de Dios". Esta última frase es la fundamental, dice Ratzinger.
Para muchos de los presentes en el Aula Magna, oír hablar a Benedicto XVI de yihad fue toda una sorpresa. Joseph Ratzinger es un profesor, un estudioso, y redacta personalmente sus discursos. Quizá nadie en su entorno se atrevió a decirle que sus citas sobre el islam eran inoportunas en vísperas de su visita a Turquía.
Que pena resulta que Joseph Ratzinger no sepa controlar sus discursos y se muestre como un ignorante, cuando por todos es sabido que ni un sacerdote del templo más pobre y alejado del mapa, lo es.
En un intento por calmar los ánimos, Ratzinger (y me dirijo a él por su nombre de pila, no sólo mi ateismo a ultranza, sino por que no se ha ganado el título de Papa), un nazi arrepentido, sabedor de cómo provocar y reprimir, emitió un discurso el domingo 17 de septiembre, en la Plaza de Pedro, pero no se disculpó, sólo presentó una justificación a su "ignorancia". Es decir, desmintió lo dicho.
Para que Ratzinger no sufra otro error, o mejor aún para que los siga cometiendo y no se él quien dé una explicación, porqué no le rentamos a nuestro vocero oficial.
Rubén Aguilar Valenzuela, ahora que ya no tendrá trabajo, además de su experiencia con la guerrilla, seguro podrá salir victorioso de las provocaciones de Ratzinger a grupo no católicos.
2 Comments:
Ahora resulta ke eres ateo wei. Si conoces un poco de filosofía sabes perfectamente que el Sumo Pontífice estaba haciendo un comentario acerca de el asunnto de la religión y la razón y de que justamente esta última es el camino para alcanzar la divinidad. Lo que sí hay qué admitir es que S.S. Benedicto dieciséis se le olvidó admitir que al igual que el islam, el cristianismo también ha utilizado la espada para imponer la fe. El único error del Santo Padre fue utilizar una cita aislada, porque para conocer lo que precisamente querían decir el profesor Khoury y sobre todo, el emperador bizantino Manuel II, hay qué ir a la fuente original.
Y deja en paz a Don Benedicto, porque finalmente, después de siglos, tenemos un pontífice que actúa con la razón y no con sentimentalismo baratos para vendernos el paraíso. Bastante hartos ya estábamos de Karol Wojtyla y su infame culto a su persona.
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