¿Por qué obligar a la iglesia a casar homosexuales?
Siempre he defendido la igualdad en todas sus modalidades pero también me he manifestado por la liberdad de decidir de las personas incluso en el extremo de maltratos y vicios. Las decisiones son personales e incuestionables.
Si al caminar por la calle ves a una mujer que es golpeada por un hombre e intentas entrometerte y defenderla y, ella, te pide que la dejes pues obvio sigues tu camino y no deberías criticarla. Ella lo decidió así. Es su decisión vivir de esa manera.
Otro ejemplo ocurre con el pueblo talibán, donde las mujeres no pueden tocar a otro hombre que no sea su marido, ni aun siendo su hijo el que esté muribundo; tampoco se les permite ingresar a estadios o mostrar el rostro. Si la mujer no es obligada a cumplir esas reglas religiosas, debe respetarse su decisión.
La imposición de una idea o un modo de vida es tan reprobable como la censura.
En el caso de las leyes es distinto. El lunes pasado, entró en vigor en todo el país la determinación de la Suprema Corte de Justicia de la Nación que obliga a los jueces de paz a casar a las personas que así lo deseen, sin importar si son hombres o mujeres porque el precepto legal no debe sobreponerse al ideológico religioso, como es que el matrimonio es para preservar la especie.
En tiempos de la Revolución, las mujeres antes de entrar al lecho marital e iniciar el acto sexual, se arrodillaban y rezaban: "No es por vicio ni por fornicio, sino por darte un hijo a tu servicio." Les era negado el placer sexual, incluso era visto como algo vergonzoso. Esa imposición sí debe ser erradicada de la ideosincrasia porque impone una idea y no permite lo que podría llamarse "libre albedrío".
Tanto el catolicismo como cualquier otra corriente religiosa, busca promover la idea de un vida plena y feliz bajo ciertos lineamientos. También, promueve el acto sexual para procrear más "soldados" al servicio del señor que garantice y asegure sus ingresos monetarios.
En filosofía existe una teoría que considera la creación de las religiones como una forma de obtener el perdón que tanto busca el ser humano para escapar de su responsabilidad de decisión, a su libre albedrío. El hombre evade sus errores y le es impuesto el condicionamiento por el recibir perdón.
Ante tales hechos, a la comunidad lésbico-gay no debe importarle que la iglesia no los acepte ni quiera casarlos.
La ley reconoció su derecho terrenal, ese que únicamente es válido, porque los mandamientos y la fe cristiana no es ley de vida, como sí lo son las leyes. No pasa nada si un cura dice que viven en pecado, pero si ocurre algo muy malo si un juez no quiere casar a una pareja por estar conformada por personas del mismo sexo, ya sea gay, lesbiana, un transgénero, un heterosexual, bisexual o lo que sea paga impuestos, tiene derecho a decidir con quien vivir y dejar una herencia o una pensión.
Al morir alguno de los integrantes de la pareja, legalmente queda protegido si se casaron por "lo civil" y, en cambio, no pasa nada si muere sin haber recibido la bendición a tu matrimonio. La iglesia promueve la vida, la procreación. Las parejas gays o lésbicas no pueden procrear (salvo métodos científicos también censurados por la iglesia en todas sus modalidades).
Obligar a la iglesia mediante actos legales y discusiones en órganos como la Suprema Corte para que la iglesia católica (porque es a la única que se ataca y se olvidan de cristianos, mormones, evangelistas y tantas otras que son peores que los talibanes en su imposición de conductas) acepte y case a personas del mismo sexo es un absurdo. Es como si tu vecino hiciera una fiesta y solicitaras un amparo para que lo obligara a invitarte.
Legalmente, la comunidad LGBTT ha tenido importante logros y avances, pero intentar discutir con grupos religiosos es tanto como hablar al vacío. Su ideología es esa y debe ser respetada. Si desde el púlpito un cura rechaza la homosexualidad, en las calles (donde no puede rendirse culto) los gays deben seguir su vida. Pero si ese representante religioso promueve actos de violencia en contra de ciertos sectores, la situación es distinta y debe señalársele porque ellos tienen libertad de pensamiento, así como los homosexuales de follarse a quien así lo quiera.
Si al caminar por la calle ves a una mujer que es golpeada por un hombre e intentas entrometerte y defenderla y, ella, te pide que la dejes pues obvio sigues tu camino y no deberías criticarla. Ella lo decidió así. Es su decisión vivir de esa manera.
Otro ejemplo ocurre con el pueblo talibán, donde las mujeres no pueden tocar a otro hombre que no sea su marido, ni aun siendo su hijo el que esté muribundo; tampoco se les permite ingresar a estadios o mostrar el rostro. Si la mujer no es obligada a cumplir esas reglas religiosas, debe respetarse su decisión.
La imposición de una idea o un modo de vida es tan reprobable como la censura.
En el caso de las leyes es distinto. El lunes pasado, entró en vigor en todo el país la determinación de la Suprema Corte de Justicia de la Nación que obliga a los jueces de paz a casar a las personas que así lo deseen, sin importar si son hombres o mujeres porque el precepto legal no debe sobreponerse al ideológico religioso, como es que el matrimonio es para preservar la especie.
En tiempos de la Revolución, las mujeres antes de entrar al lecho marital e iniciar el acto sexual, se arrodillaban y rezaban: "No es por vicio ni por fornicio, sino por darte un hijo a tu servicio." Les era negado el placer sexual, incluso era visto como algo vergonzoso. Esa imposición sí debe ser erradicada de la ideosincrasia porque impone una idea y no permite lo que podría llamarse "libre albedrío".
Tanto el catolicismo como cualquier otra corriente religiosa, busca promover la idea de un vida plena y feliz bajo ciertos lineamientos. También, promueve el acto sexual para procrear más "soldados" al servicio del señor que garantice y asegure sus ingresos monetarios.
En filosofía existe una teoría que considera la creación de las religiones como una forma de obtener el perdón que tanto busca el ser humano para escapar de su responsabilidad de decisión, a su libre albedrío. El hombre evade sus errores y le es impuesto el condicionamiento por el recibir perdón.
Ante tales hechos, a la comunidad lésbico-gay no debe importarle que la iglesia no los acepte ni quiera casarlos.
La ley reconoció su derecho terrenal, ese que únicamente es válido, porque los mandamientos y la fe cristiana no es ley de vida, como sí lo son las leyes. No pasa nada si un cura dice que viven en pecado, pero si ocurre algo muy malo si un juez no quiere casar a una pareja por estar conformada por personas del mismo sexo, ya sea gay, lesbiana, un transgénero, un heterosexual, bisexual o lo que sea paga impuestos, tiene derecho a decidir con quien vivir y dejar una herencia o una pensión.
Al morir alguno de los integrantes de la pareja, legalmente queda protegido si se casaron por "lo civil" y, en cambio, no pasa nada si muere sin haber recibido la bendición a tu matrimonio. La iglesia promueve la vida, la procreación. Las parejas gays o lésbicas no pueden procrear (salvo métodos científicos también censurados por la iglesia en todas sus modalidades).
Obligar a la iglesia mediante actos legales y discusiones en órganos como la Suprema Corte para que la iglesia católica (porque es a la única que se ataca y se olvidan de cristianos, mormones, evangelistas y tantas otras que son peores que los talibanes en su imposición de conductas) acepte y case a personas del mismo sexo es un absurdo. Es como si tu vecino hiciera una fiesta y solicitaras un amparo para que lo obligara a invitarte.
Legalmente, la comunidad LGBTT ha tenido importante logros y avances, pero intentar discutir con grupos religiosos es tanto como hablar al vacío. Su ideología es esa y debe ser respetada. Si desde el púlpito un cura rechaza la homosexualidad, en las calles (donde no puede rendirse culto) los gays deben seguir su vida. Pero si ese representante religioso promueve actos de violencia en contra de ciertos sectores, la situación es distinta y debe señalársele porque ellos tienen libertad de pensamiento, así como los homosexuales de follarse a quien así lo quiera.